Tantas cosas perdidas, tantas ganadas, tantas por perder. Tantas que ganar.
Tanto conocimiento adquirido, tanto por desaprender. Tanta ira, tanto amor, tanto por hacer...
Dudas, tareas inconclusas, orgullo, risas, llanto, enfermedades; vida, muerte...
Consecuencias, enseñanzas, tranquilidad, desasosiego, esperanza, desesperación.
La incógnita de no saber qué hacer, la responsabilidad de tener que hacerlo. Esos puntos intermedios en los que tienes todo para estar bien y por ende sientes que algo anda mal.
Esos gritos silentes del alma, ese querer arrancarte el cabello. Ese no necesitar de nadie pero depender de alguien.
¿Me voy a volver loca? o ¿Ya lo estoy?
¿Es madurez o inmadurez lo que siento? Tantas rutas alternas, tantas salidas de escape...
Tanto para dar y tan poco tiempo... Tanto tiempo infinito y tan pequeño el aprovechado.
Ese sentir que te ahogas y necesitas espacio para respirar. Ese darte cuenta que a tu alrededor no hay nadie que te lo impida.
...¿Entonces qué es?
Qué es esto que siento subirme del pecho a la garganta, porqué quiero matarlos a todos, porqué tanta intolerancia, porqué ese sentir que mis alas fallan si las estoy entretejiendo de nuevo...
¿Será por eso?
¿Destruir para construir?
¿Caos para traer calma?
....Quizá es eso, Estoy acostumbrada a ser tan leve que vuelo a la velocidad que se me antoje. Quizá debo aprender a caminar para volver a elevarme. Quizá este sin sabor es que me adentro en la vida real. Y de esto se trata; una infinidad de elementos que juntos y proporcionados dan el equilibrio que tanto busco. A veces tanto, tanto, tanto... Que al final se queda en nada.
viernes, 15 de agosto de 2014
miércoles, 15 de enero de 2014
Hasta lo equitativo es relativo.
Lo siento, pero de estar entre la espada y la pared, prefiero estar contra la pared sujetada por tus brazos y con tu espada clavada entre mi pecho.
Todo lo que tengo ahora es mi nada, de la que resurjo y siendo la nada tan grande, no hay espacio para ti en ella. Ni para nadie.
Voy a la deriva y leve mis anclas, soy el capitán de mi velero y si te invito a esta velada inundada de mar y luna, se hundiría por el peso de nuestra historia.
Lo siento, pero de cuentas pendientes prefiero huir mientras el camarero no se da cuenta.
No puedo controlar estos impulsos asesinos de darle rienda suelta a mi alma, dejarla que vuele, que se estrelle, que vuelva a volar.
Lo siento pero no estás en este oleo. En este folio.
Lo siento, pero ya fue mucho tiempo en declive perdiendo siempre para intentar ganar. Pero nunca gané nada, más que estas alas trajinadas, faltas de pedazos pero brillantes aún llenas de polvo.
Lo siento pero para amores, prefiero quitarle la blusa a las guapas en medio del blues y escribir letras tontas que me roben sonrisas de viento.
Lo siento, pero mi mente corrompida grita por vida, aventuras, amores de momento, momentos llenos de amores, sinsabores, dolores, colores. Descuida, no llores, este es un mutuo acuerdo en el que mientras yo vuelo, tu también aprendes a volar.
Porque nunca me han gustado los animales que se arrastran.
Y no te preocupes, que no necesito arnés para bajar al infierno. Las alas que gané jugando a perder me permiten volver cada vez que quiera. A crear infiernos en el cielo y oasis en desiertos.
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